RELATO INCREÍBLE...
EL BARCO ENCALLADO
En avenida San Martín y el Bulevar José Fagnano
Escribe: NORBERTO MALAGUTI
Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto. Vecino
Si Usted piensa que algo insólito puede ocurrir no tiene más que pensar que el país más indicado es el nuestro. Y para no desentonar con esa cualidad, también nuestro querido Villa Devoto seria testimonio de un inesperado acontecimiento, un barco encallado en la avenida San Martin y el Bulevar José Fagnano...
Cuando se iniciaba el año de 1967, una tarde todos fuimos sorprendidos porque una nave de importantes dimensiones en medio de su traslado al lago de Nahuel Huapi para desarrollar circuitos turísticos en Bariloche había quedado detenida en medio de la citada avenida.
La causa, su elevada altura aumentada por el tráiler que la transportaba, provocaba que no pudiera avanzar por la cantidad de cables de alumbrado público y de tendido telefónico. El nombre de la nave era El Gaucho.
Fue un desfile de vecinos con sus cámaras fotográficas para recordar ese increíble acontecimiento, aún conservo esa foto acompañado con un par de amigos, Jorge Vaccino y Francisco Lococo.
Fue infructuoso pedirles a los custodios de esa imponente nave que fuéramos por un ratito embarcados, aunque sea de polizones.
Esos jóvenes empleados tuvieron que responder muchas preguntas a cada vecino o vecina que se acercaba, cuan largo era, que antigüedad tenia, cuál era su destino y cuanto tardaría en llegar.
El tráfico de aquellos años era insignificante comparado con el actual, y encima no existía el carril exclusivo del Metrobus y su consiguiente parada en Ladines.
Que recuerdos me trae hoy aquel suceso y sobretodo como lo tomaron los vecinos. Me atrevo a afirmar que a pesar de la enorme distancia temporal que fue la sorpresa en primer lugar, curiosidad y hasta cierto beneplácito de ser lateralmente protagonistas durante esos pocos días, de una situación tan insólita. Agregaría sin pudor un motivo simpático y festivo que nos sacaba de la rutina.
Cuando esta inmensa nave zarpo nuevamente, allí estábamos unos cuantos vagos despidiéndolo, agitando frenéticamente nuestros pañuelos, y se escucharon algunos aplausos. Qué maravilla, esa esquina se convirtió en el único puerto de tierra firme que tuvimos en la Villa.
Me pregunte varias veces, si ocurriría hoy este acontecimiento, la reacción seria la misma.
Probablemente no!
No hay comentarios:
Publicar un comentario