ENTREVISTA
HORACIO SPINETTO
Un pincel porteño con alma de barrio
Solemos decir que Villa del Parque supo conservar un "aire pueblerino", donde familias enteras, padres, hijos, abuelos, nietos, tías y primos eligen vivir aquí, muy cerquita unos de otros, manteniendo un inquebrantable sentido de pertenencia con el barrio y con la ciudad que nos cobija.
La vida y trayectoria de Horacio Spinetto es una muestra de ello. Este talentoso hombre supo trascender las fronteras de nuestro país, ha recorrido parte del planeta, ha obtenido reconocimientos en las principales capitales europeas, sin embargo, más allá de los viajes, premios y exposiciones, asoma su porteñeidad de una manera que no trata de disimular. Su amor por una Buenos Aires que conoce desde sus más profundas entrañas está plasmado en su obra y en gran parte de las múltiples producciones que fue desarrollando a lo largo de su vida profesional, pero más allá de todo, sin duda su lugar en el mundo es Villa del Parque, donde nació, creció, conoció a su amor y compañera de vida con quien comparte su día a día, donde vive la mayor parte de su familia y donde da rienda suelta a su imaginación para seguir haciendo aquello que lo apasiona: pintar, dibujar, crear.
El día 30 de septiembre en una ceremonia especial, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires declaró a Horacio Spinetto Personalidad Destacada de la Cultura, por su enorme aporte en el campo del arte y la arquitectura.
Esta feliz ocasión fue también un motivo para concertar una entrevista con él, concretada gracias a la gestión de Salvador Cimmino que nos facilitó el contacto. Y a la vez repasar su síntesis biográfica.
Horacio nos abrió la puerta de su casa y junto con su esposa mantuvimos un encuentro que nos permitió conocer a la persona, al vecino y al artista. Las distintas facetas de Horacio Spinetto darían para horas y horas de conversación y jamás se agotarían los temas en los que este multifacético hombre ha incursionado, que además goza de una prodigiosa memoria.
Compartimos con ustedes algunos de los pasajes sobresalientes de la charla.
R: Cuando nací mis padres vivían en la calle Tinogasta 3047, Departamento "C", un edificio que todavía está. Desde los cuatro años y hasta terminar mis estudios primarios fui a la escuela Nº17 DE17 "Rodolfo Rivarola". Recuerdo a cada uno de los docentes. Mi maestra de Jardín de Infantes se llamaba Blanquita Castro y el director de la escuela por aquel entonces era Alfonso Rizzotti.
También recuerdo a algunos de mis compañeros, como Horacio Barmat. El papá de él tuvo durante muchos años una peletería en la calle Nogoyá y con él nos reencontramos hace un tiempo. También estaba Horacio Cupido, que vivía en Cuenca y Tinogasta. Recuerdo que era un muchacho que tenía pinta bárbara y lo contrataron para protagonizar varias publicidades.
En esos años, entre las cosas más lindas que me pasaron, fue haber sido elegido Mejor Compañero por mis propios condiscípulos. Estaba en sexto grado.
P: ¿Cómo fueron aquellos años de su infancia?
Me acuerdo que en 1956, cuando aún no había cumplido los 6 años, se desató la epidemia de poliomielitis. La gente pintaba con los árboles y los cordones de las veredas con cal porque pensaba que este era un signo de limpieza y la enfermedad no se iba a propagar. En determinado momento del brote debieron suspender las clases y mi mamá decidió traernos a mi hermano y a mí unas cajitas con pinturas para que nos entretuviéramos. Ahí comencé a dibujar y pintar y no paré más. Fue el descubrimiento de mi verdadera pasión. Todavía era muy chico y mi diversión los fines de semana era levantarme muy temprano, dibujar y pintar toda la mañana y a la tarde invitar a todos mis familiares a ver la exposición que hacía en el patio.
Otro de los divertimentos era jugar al fútbol con los chicos del barrio en "El triangulito" (Plazoleta Williams) que en aquella época estaba toda cementada y no tenía un solo árbol.
P: ¿Viendo que le gustaba tanto dibujar, sus papás lo enviaron a algún taller?
R: En la escuela primaria teníamos a la señora de Rodríguez Castello como profesora de dibujo. Con ella aprendí las primeras técnicas, me apoya mucho en mi vocación.
Después, durante un tiempito muy breve fui a tomar clases que daba una profesora en la casa parroquial de la Iglesia Santa Ana. La joven, en su entusiasmo por ayudarnos, solía "retocar" nuestros trabajos para que quedaran mejor terminados y eso a mí no me gustaba nada porque sentía que el trabajo ya no nos pertenecía. Así que un día le dije a mi mamá que no quería ir más.
P: ¿La escuela secundaria también la hizo en Villa del Parque?
R: No. En el año '66 nos mudamos a la casa de mis abuelos que estaba ubicada en Almagro. Allí fui al colegio Mariano Moreno, donde encontré profesores que también me guiaron. Uno de ellos fue Aldo Severi. Por alguna circunstancia de la vida, a nosotros nos daba taquigrafía, pero en realidad era un artista extraordinario. Por ese entonces, yo empezaba con mis dibujos, él solía mirar mis trabajos y orientarme.
Otra de sus grandes pasiones: pintar y dibujar los cafés notables de Buenos Aires. Dibujo del Café Carlitos |
R: En algún momento se me pasó por la cabeza, pero no lo consideré seriamente. Me parecía que un simple diploma no me convertiría en artista, así que me decidí por arquitectura, aunque siempre seguí pintando y dibujando.
Cuando estaba en primer año de la facultad, en el año `69, tuve la oportunidad de pintar unos murales y gané el Premio Pio Collivadino en el LVIII Salón Nacional de Artes Plásticas. Fue un año glorioso desde lo artístico, pero en la facultad me bocharon en tres de las cuatro materias. Fue un baldazo de realidad y debí ponerme a tono con los estudios (risas).
P: ¿Y cómo fue desarrollando su carrera profesional?
R: Comencé muy jovencito a trabajar en la Municipalidad, luego Gobierno de la Ciudad. Al principio estaba en el sector de Inspección General, un área que nunca me gustó, aunque llegué a desempeñar un alto cargo. Más tarde decidí estudiar Museología y poco a poco pude encontrar espacios de trabajo más reconfortantes. En 1983, con la vuelta de la democracia se abrió el Programa Cultural en Barrios y comencé a desempeñarme allí. La última parte de mi trayectoria laboral fue en la Dirección General de Patrimonio.
P: Desde estos lugares usted produjo varios libros y volúmenes sobre diferentes aspectos culturales de Buenos Aires…
R: Con el Programa Cultural en Barrios realizamos una colección de desplegables que contaban la historia de cada uno de los barrios.
Alrededor del año 2005, cuando comenzó a explotar el arte callejero producimos una GUÍA DE MURALES DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES.
P: ¿Cuál es su mirada de este tipo de arte?
R: En el momento que nosotros hicimos la guía recién empezaba a verse.
El problema ahora es que hay gente que cree que por pintar un mural en una pared que estaba vacía, se mejora el aspecto y en algunos casos eso no sucede. Hay paredes que con su descascaramientos y algún musguito que les crece contribuyen a dar una belleza especial a su entorno. Y ciertas intervenciones rompen ese encanto natural.
En realidad, la pintura mural surgió en combinación con la idea que tenía el arquitecto sobre determinada obra. En ese sentido la iglesia católica tuvo un rol fundamental en su condición de mecenas de los artistas, que permitió hacer crecer este tipo de arte.
Después el concepto se perdió un poco y ahora en cualquier pared que aparezca hacemos un mural. Ocurre que a veces no tiene nada que ver con el resto del paisaje.
Pero en general a la gente le gusta, y como todo arte, hay bueno y malo.
Cuando pasé a la Dirección de Patrimonio salieron varios libros míos y cuando se creó la Dirección de Cafés Notables participé en 3 ediciones. También hicimos un compendio de heladerías artesanales y otro de pizzerías de Buenos Aires.
P: Si tuviera que elegir su café notable preferido, ¿Cuál sería?
R: Las Violetas es uno de los Café Notables más lindos de Buenos Aires. La reforma y renovación que se hizo hace algunos años logró conservar la fisonomía y le devolvió el glamour original a la confitería. Otra cosa fantástica de esta casa son las exquisiteces que ofrecen, de una calidad superlativa.
Pero a mí me gustan los cafés "más atorrantes". Por ejemplo, Margot, ubicado en avenida Boedo 857 ó "Roma", en Alte Brown y Olvarría, en el barrio de La Boca.
P: ¿Pintó a Villa del Parque?
R: Si, claro. Cuando era chico participé en un concurso de manchas que organizó el Rotary Club de Villa del Parque, en el que hubo destacados jurados como Rodrigo Bonomé y Orlando Pierri, dos famosos artistas de Villa del Parque. En esa oportunidad pinté con óleo de la parroquia Santa Ana y San José, obtuve el segundo premio.
También tengo hechos dibujos y pinturas de la estación y del castillo de la calle Campana.
Durante la pandemia, con mi esposa salíamos a caminar por Agronomía y el Barrio Rawson. Allí en la placita "Carlos de la Púa" hice cientos de dibujos y algunas pinturas que expuse en la última muestra en la que participé el año pasado en la Casa Bolívar (San Telmo).
P: Usted mencionó a artistas villaparqueneses, ¿A quiénes recuerda?
R: En la actualidad hay una notable pintora que tiene su taller en Simbrón y Argerich, llamada Lidia Leventeris. Pero no podemos dejar de recordar al eximio Julio Barragán, Alberto Altaleff, Orlando Pierri, y al escultor Antonio Sibelliero, talentosísimos artistas de nuestro barrio.
P: También innovó con la técnica del gotero…
R: Sí, un día comencé a practicar y me atrapó dibujar con esta modalidad. En realidad, cuando descubrí la tinta, me pareció superlativa para dibujar. Para mi supera por lejos a todo lo demás, el grafito, el lápiz, el marcador…
Hay dibujos que los realizo sólo con gotero y en otros combino con pluma.
Si bien mi preferencia para dibujar es la tinta, cuando salgo a caminar y a pasear con mi esposa suelo llevar un libro y allí dibujo en las hojas en blanco. Como es más difícil trasladarme con tintas y tarde más en seca, suelo dibujar con marcadores y lápices. Ya llevo más de 100 libros intervenidos. [uno más bello que otro].
P: Dentro de su larga carrera, también dio clases en la Fundación Artes Visuales dirigida por Hermenegildo Sabat. ¿Qué nos podría decir de él y de su paso por la docencia en esa institución?
R: Guardo mis mejores recuerdos de él. Fue un ser extraordinario. Brillante.
Lo conocí cuando coincidimos en una exposición en Toulouse (Francia) que se realizó en homenaje a Carlos Gardel. Para ese evento convocaron a pintores y músicos de la talla de Susana Rinaldi, Astor Piazzolla y Osvaldo Pugliese con su orquesta.
En Buenos Aires nos reencontramos en la facultad. Yo daba una materia que se llamaba Introducción a la arquitectura contemporánea y el dictaba uno de los primeros cursos de Diseño Gráfico. Después de las clases solíamos ir a tomar café y charlar. Un día me propuso ser profesor en su fundación. Arranqué en el año `86 y durante 32 años, hasta 2018 di clases allí.
Compartir esos espacios con él fue excepcional. Era un verdadero genio. Dibujaba con cualquier técnica y cuando estaba de buen ánimo, se sentaba a contarnos sus viajes, resultaba una experiencia maravillosa. Con él sacamos una revista que se llamó SECCIÓN ÁUREA. Fueron 23 números de colección. Salía 4 veces al año. Y participé en 3 oportunidades con dibujos míos.
Tengo la dicha de tener varias obras de él, todas dedicadas.
SÍNTESIS BIOGRÁFICA
Resumir en pocas líneas la vida de un artista resulta imposible y a la vez injusto, pero necesario a la hora de hacer conocer parte de su trascendencia artística y profesional.
En este apretado resumen podríamos comenzar diciendo que en 1969 obtuvo el Premio Pio Collivadino y Amalia Brisolín de Collivadino en el LVIII Salón Nacional de Artes Plásticas, por su obra Pic-Nic. Ese mismo año realizó su primera exposición individual en O. H. Macabi y en los años siguientes continuó exponiendo sus obras en presentaciones individuales y colectivas.
A lo largo de su carrera artística siguió cosechando reconocimientos: Segundo Premio de Pintura Salón Nuevas Promociones Asociación Estímulo de Bellas Artes (1981); Primer Premio de Dibujo Salón Lucila Anchorena de Urquiza (1991); Primer Premio de Pintura Salón del Jazz, MEEBA, Vicente López (1992); Primer Premio Salón de Poema Ilustrado del Ateneo Popular de la Boca, junto con el poeta Esteban Moore (2000).
Sus obras han recorrido exposiciones colectivas e individuales en nuestro país y han trascendido las fronteras para llegar a galerías de arte de distintas ciudades del mundo: Museo Casa de Yrurtia; Espace Croix Baragnon, Toulouse, Francia; Colegio Mayor Argentino, Madrid, España; Museo de Artes Visuales de Quilmes; Museo Benito Quinquela Martín; Museo Municipal de Arte de La Plata; Ateneo Popular de L Boca; Agrupación de Gente de Arte y Letras Impulso, por solo mencionar algunos.
Su vocación por enseñar le permitió ejercer durante 32 años (1986 - 2018) en la Fundación Artes Visuales presidida por Hermenegildo Sábat. Como arquitecto también dio clases en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.
Escribió numerosos artículos para diversas revistas de arquitectura y diseño, así como también en la revista "Todo es historia". Publicó más de 15 libros relacionados con la Ciudad de Buenos Aires y su patrimonio cultural: sus colores, sus cafés, sus librerías y pizzerías; sobre su casco histórico, sus barrios y sus artistas plásticos. Destacamos los últimos dos, escritos en el año 2021: "Evocación de la Confitería del Molino" ("Acerca de las Confiterías porteñas"), e "Impulso. Ochenta años en el Arte argentino".
En 2005 fue declarado Historiador de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura porteña.
En 2010 fue nombrado académico titular de la Academia Nacional del Tango, ocupando el sillón "La bordona".
En 2013 junto a otros artistas fundo el Grupo Blanco y Negro.
Hasta el día de hoy dirige su Taller de Arte "Pintura y Poesía" y continúa realizando exposiciones.
En el plano profesional, Spinetto entró a trabajar a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires (luego GCBA) en 1973 y se desempeño en diferentes puestos hasta 2016, en áreas relacionadas con arquitectura y urbanismo, cultura y patrimonio. Fue Coordinador del Centro Cultural de La Boca "Alfredo L. Palacios" y del Relato de la Ciudad en el Programa por la Memoria. Durante más de 10 años coordinó la Distinción "Artífices del Patrimonio", y también gestionó el Programa Patrimonio de los Barrios "Ningún futuro sin pasado". Asimismo, dirigió el Programa "Los barrios porteños abren sus puertas" de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico y fue coordinador de Extensión Cultural de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico. Entre 2004 y 2007 estuvo a cargo de la presidencia de la Comisión de Protección y Promoción de los Café, Bares, Billares y Confiterías de la Ciudad de Buenos Aires.
El 30 de septiembre pasado fue una fecha muy especial para este arquitecto y artista plástico villaparquense. Ese día la Legislatura Porteña lo declaró Personalidad Destacada de la Cultura , por su enorme trayectoria en los campos del arte y su aporte a la arquitectura.
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