martes, 24 de septiembre de 2024

SALUD

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS


LA MATERNIDAD TAMBIÉN TIENE SUS SOMBRAS...

Entendiendo la depresión posparto

Escribe: GUILLERMINA GUTIÉRREZ. Psicóloga Perinatal


La última vez, hablamos del puerperio y la diferencia entre tristeza y depresión posparto. Repasando, el puerperio, engloba todos los cambios que acontecen a nivel fisiológico, psicológico y social tras la llegada del bebé en la persona que lo ha gestado. La tristeza posparto (baby blues) es un estado esperable, inmediato al parto, transitorio y que afecta a la gran mayoría de puérperas. En cambio, la depresión posparto, es un estado que se instala insidiosamente (de menos a más), suele aparecer en el transcurso del primer año de puerperio y afecta a un gran porcentaje de personas que han gestado: se estima que entre el 10 y el 20%.

Hay que decir también, que a veces esta depresión no es tan "pos" y en algunos casos empieza a manifestarse durante la gestación (se calcula que entre un 25 y 30% de personas que padecen una depresión posparto tienen los primeros síntomas durante el embarazo).

Es curioso, pero a la depresión posparto también se la llama "la depresión sonriente", porque se camufla detrás del ideal de la "feliz maternidad". Muchas madres sienten vergüenza por sentirse tan tristes y no lo expresan.

Por eso, una de las circunstancias más preocupantes de la depresión posparto es que, si bien su nombre circula mucho socialmente, no suele diagnosticarse y, por tanto, no recibe el tratamiento que merece en una gran mayoría de casos.

Es importante no olvidar que, como todo padecimiento mental, la depresión posparto ocurre en un contexto. Si bien es la persona puérpera quien manifiesta los síntomas, la pareja (si la hay) y la red familiar y social, como parte de ese contexto, favorecen u obstaculizan el mejoramiento del cuadro

¿Cómo podemos ofrecer nuestra ayuda a una persona que probablemente está padeciendo una depresión posparto?

Primer punto: no pretender que las cosas sean de otra manera, no se trata de pedirle que ponga "más ganas" o juzgar diciendo que "es falta de voluntad", tampoco esperar, porque "ya se le va a pasar".

Segundo punto: no presuponer cómo se siente la otra persona, sino preguntar. Pero preguntar con disposición para escuchar, por más que nos cueste entender. Ofrecer explícitamente un tiempo y un espacio tranquilo para conversar, es fundamental.

Tercer punto: podemos decirle a esa persona que estar triste es frecuente en el puerperio, pero si esto sucede casi todos los días, casi todo el tiempo, es importante consultar a un especialista en Salud Mental Perinatal, psicóloga/o o psiquiatra.

La depresión posparto tiene la particularidad de afectar el rol materno y el vínculo con el bebe, pero en realidad, se parece a cualquier otro estado depresivo en cualquier otro momento de la vida.

Suelo decirle a quien consulta, que la depresión es como tener puesto un par de anteojos sucios… pasado, presente y futuro, todo, se ve manchado a través de la tristeza.

Los estados depresivos se caracterizan por una extrema y constante tristeza, llanto frecuente, cansancio (por más horas que se pase en la cama), falla la concentración (por ejemplo, para mirar una peli), dificultad para tomar decisiones (aún las más triviales). Faltan ganas de hacer cosas básicas del día a día (bañarse, salir a dar un paseo). Situaciones o actividades que anteriormente resultaban placenteras ya no lo son, quizás las reuniones familiares o sociales se evitan, y la persona se va aislando. También es frecuente que el sueño y la alimentación cambien, y se duerma o coma mucho, o al revés, muy poco.

La depresión durante el posparto puede expresarse a través de una preocupación excesiva por la salud del bebe, con frecuentes visitas a guardias, miedo a permanecer a solas con el bebe por no sentirse capaz de cuidarlo o por temor a lastimarlo. El cansancio propio del puerperio se agrava, incluso al punto de no poder amamantar. Al mismo tiempo, no se logra descansar en los ratos que el bebe también lo hace.

Claro está, que todo este estado genera un clima de intranquilidad. Pueden surgir pensamientos sobre la posibilidad de lastimar al bebe o lastimarse a sí mismo/a. Estos pensamientos, aunque no necesariamente se lleven a la acción, son riesgosos, asustan y generan culpa.

¿Qué cosas concretas se puede hacer?

Alentar a quien esté pasando por esta situación a superar el temor de ser catalogada como "mala madre" y contar lo que están sintiendo: ocuparse de sí misma es, también, priorizar el cuidado de su bebe.

Ofrecer cuidar al bebé o cualquier otra actividad que alivie la carga del trabajo doméstico (limpiar, cocinar, hacer las compras, etc.) y facilitar que se haga un tiempo para hacer una consulta.

Despejar los mitos de la medicación psiquiátrica: si llega a requerirla, existen opciones que no interfieren en la lactancia o en cubrir las demandas del bebe.

Recalcar que consulte con un especialista en Salud Mental Perinatal. Lamentablemente, a veces, las barreras para el diagnóstico y el tratamiento la ponen los mismos profesionales que no están capacitados.

Ya tenemos IG, buscanos: lic.guillermina.gutiérrez

¡Hasta la próxima!

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