viernes, 20 de septiembre de 2024

SALUD

LA OPINIÓN DE LOS ESPECIALISTAS


LINFOMAS DE HODGKIN Y NO- HODGKIN


Síntomas de alarma, la importancia del diagnóstico temprano, tratamientos.


Escribe: Dra. MARTA ELISA ZERGA. Médica Hematóloga.

Directora del Área Médica. Instituto de Oncología ÁNGEL H. ROFFO.


El 15 de septiembre es el Día Mundial de Concientización sobre linfoma. Esta fecha se estableció en 2004 para crear conciencia pública tanto sobre el linfoma Hodgkin como sobre los linfomas No-Hodgkin, a fin de reconocer los síntomas de alarma, enfatizar la importancia de la consulta precoz para un diagnóstico temprano y conocer los progresos en su tratamiento.

Los linfomas son tumores que se originan en el sistema linfático, es decir en los linfocitos. El sistema linfático cumple normalmente una función de defensa del organismo hacia todas aquellas noxas que tratan de invadirlo (ejemplo microorganismos, etc.).

Por razones que aún no conocemos en forma completa, algunos linfocitos pueden proliferar en forma descontrolada y dar lugar a un LINFOMA. No se conocen las causas de esta enfermedad, aunque se sabe que condiciones de inmunosupresión y ciertas infecciones virales y bacterianas pueden contribuir al desarrollo de algunos subtipos particulares de linfomas.

Existen dos grandes tipos de linfomas: 

Los linfomas de Hodgkin (LH), que suponen el 10% de todos los casos, los cuales se curan en una gran proporción de pacientes

Los linfomas no Hodgkin (LNH), que constituyen el 90% restante y comprenden un abanico de subtipos histológicos, conformando un gran desafío tanto desde el punto de vista diagnóstico (en función del tipo de células inmunes afectadas y los biomarcadores implicados), de su comportamiento y tratamiento. De hecho, existen más de 60 tipos diferentes de linfomas no Hodgkin, que de acuerdo a la familia de linfocitos que les da origen, pueden ser:
- Linfomas de progenie B (el 85 a 90 % de los linfomas no Hodgkin) o 
- Linfomas de progenie T (el 10 a 15 % de los linfomas no Hodgkin en nuestro medio). 


Asimismo, los linfomas no Hodgkin pueden tener un comportamiento indolente o de crecimiento lento o más agresivo con un rápido crecimiento.

Si bien una de las primeras manifestaciones de los linfomas suele ser el agrandamiento de un ganglio o de un grupo ganglionar, se debe tener en cuenta que en la mayor parte de los casos en los que ocurre dicho agrandamiento ganglionar, el mismo no responde a causas tumorales, pudiendo depender de patologías inflamatorias o infecciosas. De allí que resulta muy relevante la consulta al especialista, quien luego de un interrogatorio y examen clínico exhaustivo, decidirá cómo avanzar en la estrategia diagnóstica.

En la mayor parte de los casos, los linfomas se originan en el tejido linfático ganglionar, pero en ciertas circunstancias, pueden originarse en el tejido linfoide que se encuentra fuera de los órganos linfáticos, dando lugar a los llamados linfomas extranodales o extranganglionares, los cuales pueden originarse prácticamente en todos los órganos de la economía.

Todo lo anterior pone de manifiesto la heterogeneidad de esta patología.

Según una encuesta de la Coalición Global de Linfoma, en pacientes con algún tipo de linfoma, el 57% de ellos llega al diagnóstico en un examen de rutina y sólo el 18% había oído hablar de un linfoma previo a ser diagnosticado.

Los chequeos clínicos periódicos, con detección de nódulos en cuello, axilas e ingle son importantes a fin de un tratamiento exitoso.

Síntomas:
Los más comunes de los linfomas son:
→ Hinchazón indolora en los ganglios linfáticos en cuello, axilas o ingle.
→ Fiebre, especialmente vespertina o por la noche, sin una causa infecciosa que lo justifique.
→ Sudoración nocturna.
→ Pérdida de peso inexplicable.
→ Pérdida de apetito.
→ Fatiga y cansancio inusual.
→ Tos persistente.
→ Disnea (falta de aire).
→ Picazón persistente en todo el cuerpo sin causa aparente o sin lesiones en la piel.

El diagnóstico de linfoma se confirma mediante el estudio histológico del material ganglionar o extraganglionar comprometido, evaluación que debe ser hecha preferentemente por patólogos especializados en la patología hemolinfoide (hematopatólogos).

Frente a la confirmación diagnóstica, el paciente debe ser derivado al médico hematólogo el cual completará con los estudios complementarios necesarios para determinar la extensión de la enfermedad o “estadio” del linfoma.

En función del diagnóstico histológico que define el subtipo del linfoma, y el estadio de la enfermedad, se decidirá el abordaje terapéutico más adecuado.

¿Qué es el Linfoma Hodgkin Clásico?

Es un tipo particular de tumor del tejido linfático que se manifiesta con agrandamiento ganglionar, pudiendo estar asociado a síntomas generales. Se presenta más frecuentemente en población joven con un primer pico de incidencia entre los 16 y los 34 años, y un segundo a partir de los 55 años.

Desde su origen en un ganglio o grupo ganglionar, el linfoma de Hodgkin se disemina a otras regiones ganglionares, pudiendo comprometer órganos nobles en etapas avanzadas de la enfermedad. El tratamiento quimioterápico convencional inicial (sólo o asociado a radioterapia) permite curar a un porcentaje significativo de pacientes (75 a 80 % de los casos). No obstante, el 5 a 10 % de los pacientes no responden al tratamiento inicial (pacientes refractarios), y en el 15 a 25 % la enfermedad recurre luego de respondedor (pacientes recaídos), debiendo estos pacientes recibir otras líneas de tratamiento, que podrán incluir al autotrasplante de médula ósea, el anticuerpo anti CD 30 conjugado y/o drogas inhibidoras de los puntos de control.

¿Qué podemos hacer para mejorar?

• Dimensionar el problema.
• Difundir y educar.
• Sistematizar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario