martes, 24 de septiembre de 2024

EDITORIALES

MEDIO AMBIENTE


BIOCORREDORES URBANOS

La clave para gozar de los beneficios de vivir en la ciudad sin resignar la naturaleza.


El potencial de la Comuna 11


Las trazas ferroviarias son ideales para conformar biocorredores lineales

La ciudad de Buenos Aires tiene frente a sí un desafío único en materia ambiental. Según el camino que decida, puede ver aumentar la fragmentación y correr más riesgos frente a las amenazas de la crisis climática o muy por el contrario elija la opción de aumentar la biodiversidad para que sea un eficiente “amortiguador” frente a los cambios ya operados y los que están por venir en materia climática, pero también para darle a su población una mejor calidad de vida, gozando de los beneficios de vivir en una gran ciudad sin estar lejos de la naturaleza.

Como todos sabemos, desde hace varias décadas el ser humano elige cada vez más vivir en ciudades. En la República Argentina estos números son extremos, dado que el porcentaje de la población que vive en las urbes supera el 94%.

Las causas de estas elecciones son Múltiples: búsqueda de mejores condiciones laborales, mayor acceso a servicios de salud, educación, comunicaciones…

Pero vivir en la ciudad tiene sus costos, que implica usualmente poner distancia con el mundo natural, y en aquellas localidades donde la planificación no ha tenido en cuenta la importancia de mantener un equilibrio, el medio ambiente se ve profundamente deteriorado con consecuencias como la degradación. del hábitat, contaminación y mayor impacto de la crisis climática.

En los últimos años el aporte de la comunidad científica unido a las tareas de ONG y gracias a la instantaneidad con la que la información llega a las personas, fue tomando fuerza una nueva mirada biocéntrica, que considera a las ciudades como espacios biodiversos donde el hombre forma parte de la naturaleza y deja de considerarse como un ser superior que puede adueñarse de los recursos para manejarlos a su arbitraje. Esta toma de conciencia ambiental no es inocua y va llegando a las agendas públicas, obligando a los gobernantes a no poder soslayar esta cuestión en sus programas de gobierno.

Esta visión que cada vez tiene más predicamento en el mundo, parte de lo local a lo global y busca transformar los espacios urbanos, armonizándolos con la naturaleza.

Así fue surgiendo el concepto de BiodiverCiudades . Son ciudades que apuestan a transformarse desde la naturaleza, incorporando de forma efectiva e integral la biodiversidad local y regional en la planificación y gestión urbana como el eje de su desarrollo socioeconómico y mejora de la calidad de vida. Con esos objetivos también se busca tejer una red de ciudades que apunten en la misma línea, en el plano distrital, provincial, nacional y con aspiraciones en lo continental.

Para ello es imprescindible que cada una de las políticas públicas entren en consonancia con una planificación general que responda a esta visión.

¿Cómo se puede incorporar la biodivarsidad al ambiente urbano?

Haene recomienda seguir cinco principios:
• Mantener los hábitats y restaurarlos
• Asegurar la conectividad, permitiendo a la vida silvestre la dispersión y evitando el aislamiento.
• Minimizar las amenazas producidas por el hombre.
• Facilitar los procesos ecológicos naturales, como el ciclo del agua.
• Mejorar las interacciones positivas entre el hombre y la naturaleza.

En algunas ciudades de nuestras provincias han transformado tramos ferroviarios
que ya no se usan en biocorredores.

Respetando estos principios, unas de las estrategias a llevar adelante son los biocorredores o corredores biológicos , territorios que buscan proporcionar conectividad o vinculación entre el paisaje, los ecosistemas y el hábitat, ya sean naturales o modificados para asegurar el mantenimiento de la biodiversidad, los procesos. ecológicos y evolutivos, que pueden ser desde pequeños “parches” (como son los jardines domiciliarios) hasta grandes obras de infraestructura que en vez de funcionar como barreras puedan fomentar el flujo de la vida, los procesos ecológicos y la conservación de la diversidad de la flora y fauna nativa, como ser las aves.

Para que existan biocorredores es necesaria la presencia de conectores . Por ejemplo, los jardines de las casas pueden estar conectados por el curso de ríos, arroyos y sus riberas, frondosas arboledas donde las copas de los árboles estén en contacto, espacios verdes como parques. El trazado ferroviario y sus tierras aledañas, las banquinas de las autopistas, se conforman como trazas ideales para convertirlas en biocorredores lineales . Estos corredores permiten que los hábitats no se fragmenten, promoviendo la conectividad para especies, comunidades biológicas y procesos ecológicos que son clave en la conservación de la naturaleza en ambientes que han visto modificados por el ser humano.

Estos biocorredores además de facilitar el hábitat de distintas especies de vegetales y animales, evitando su desaparición, brindan grandes beneficios ambientales, como la producción de aire y agua limpia, reciclaje y depuración de aire y aguas sucias, reducción de ruidos y aislamiento de fuentes contaminantes. , morigeración de las islas de calor, de humedad y ventilación, mejoramiento de la calidad de vida al brindar áreas bellas y tranquilas.

Cuantos más biocorredores haya, cuántos más extensos sean y cercanos unos de otros estén, más se aleja la biodiversidad.

Más allá de todo esto, los biocorredores son una fuente de disfrute de la naturaleza y esparcimiento para la población que le gusta estar al aire libre, a la vez que son espacios para la formación de niños y jóvenes orientándolos a que valoren la importancia del cuidado del medio ambiente.

LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Como muchos sabemos, el déficit de espacios verdes en Buenos Aires medidos en términos de la cantidad de sus habitantes es notorio y es una de las ciudades peores calificadas en el ránking de América Latina.

En estos días se está debatiendo en la Legislatura la modificación del Código Urbanístico.

La discusión parece estar desacoplada de un debate mucho más profundo, abarativo y que debería haber sido previo inclusive a la sanción del actual Código Urbanístico (2018), como es la actualización del Plan Urbano Ambiental con su consecuente diagnóstico territorial. A la par, la otra asignatura pendiente es la sanción del Código Ambiental / Espacio Público. Sin estos dos marcos regulatorios, sumado a la falta de proyección en la adecuación de la infraestructura de servicios (electricidad, gas, agua corriente y cloacas) y la orfandad de no ampararse en un plan habitacional, puede hacer que la transformación edilicia promovida en el CUR resulte insostenible.

Pero como dijimos en párrafos anteriores, los individuos tienen plena conciencia de la importancia que tiene el medio ambiente, la importancia de que la cantidad y calidad de los espacios verdes es absolutamente necesaria y determina su calidad de vida. Y en este aspecto, los porteños tuvimos oportunidad de tomar mayor dimensión aún cuando nos vimos atravesados por la pandemia y descubrimos que los espacios verdes públicos resultaron vitales para desahogarnos de tanto encierro.

En el curso del tratamiento del proyecto de modificación del CUR distintas asambleas y colectivos barriales solicitaron a los legisladores que se incorporen diversos proyectos de ley impulsados por vecinos y que tienen actualmente estado parlamentario para la creación de más plazas y parques. Al mismo tiempo en una declaración solicitaron que ante la posible venta de tierras públicas ubicadas en la ciudad de Buenos Aires por parte del Estado Nacional, se instrumente en el “ajuste” del Código Urbanístico que se está llevando adelante “la rezonificación de dichas tierras para la generación de nuevos espacios verdes públicos en los barrios porteños” catalogándolos a todos bajo la nomenclatura Urbanización Parque (UP), esto evitaría que se le cambie el destino y puedan esas tierras destinarse a explotación inmobiliaria.

En su comunicado subrayaron “La única posibilidad de evitar que sean finalmente vendidos es que el Gobierno porteño los convierta en espacios verdes públicos, otorgándoles las respectivas normas urbanísticas específicas”.

CREACIÓN DE ÁREAS DE PROTECCIÓN AMBIENTAL

La Legisladora Delfina Velázquez (UP) acompañada de sus pares María Bielli, Alejandro Grillo, Juan Pablo Modarelli y Franco Vitale presentó el proyecto que lleva el número de expediente 2025-D-2024, que promueve la inclusión de las Areas de Protección Ambiental (APA) como un nuevo instrumento en el Código Urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires, con el objetivo de generar “el resguardo de ciertas unidades territoriales, dentro del tejido urbano existente, que cuentan con elementos que favorecen el desarrollo de los procesos físicos-biológicos y aportan a la restauración de la biodiversidad, promoviendo estrategias de sustentabilidad urbana innovadoras”.

Esta iniciativa se inscribe en considerar al ambiente urbano no desde una mirada fragmentada de los espacios verdes sino como parte de un “sistema socioecológico, integral y complejo”, introduciendo a los biocorredores como constitutivos y parte de la dinámica del sistema urbano que el CUR regule.

Es así que en los fundamentos del proyecto especifica que se concibe a la áreas de protección ambiental “como una entidad que puede incluir plazoletas, plazas y parques existentes y que también los excede, reconstruyendo unidades territoriales más amplias que agrupan espacios vegetados de instituciones educativas, religiosas, deportivas o culturales, márgenes de ríos, arroyos y lagunas, así como ejes viales y ferroviarios que resultan nexos de continuidad donde la flora nativa se desarrolla de forma silvestre”. Y agrega… “los ejes viales con un consolidado arbolado, resultan nexos en áreas con un alto porcentaje de suelo absorbente y vegetación, particularmente aquellos que se encuentran en áreas residenciales de baja densidad. También contempla a los jardines, terrazas y balcones, como elementos que aportan al sistema de reproducción de los ciclos naturales dentro del ámbito urbano”.

Y argumenta que “el reto de fondo es impulsar una gestión de la ciudad construida, rehabilitando y re-convirtiendo el tejido existente con un abordaje de la planificación urbana”.

Proyecto: Corredor de Integración Barrial en la Comuna 15 que conecte
diferentes espacios verdes y aliente la biodiversidad.

Este proyecto se aúna con la iniciativa de constituir un corredor de integración barrial -CIB-C15- (Exp. 982-P-2022 y Exp. 1875-P-2024), que propone “optimizar la continuidad de áreas vegetadas en el corazón de la Comuna 15 para dar entidad a un corredor ambiental, poniendo en valor la importante riqueza vegetal, articulando el arbolado del cementerio de Chacarita y sus avenidas circundantes, con el Parque los Andes, el inmediato predio de las facultades de Agronomía y Veterinaria (que contiene la Reserva de la Laguna y resulta un punto privilegiado de avistaje de aves), potenciada por la contribución de los espacios verdes de predios públicos y privados (los jardines de los equipamientos como el Hospital Tornú, el hogar San Martín y el Garrigós, además de los jardines y terrazas de quienes habitan el área). Este proyecto también propone consolidar una centralidad comunal apoyada en los espacios verdes como lugar de encuentro de los barrios y define una unidad de gestión participativa, apoyada en la definición de un Plan de Manejo.”

Si el programa de túneles avanza, esta sería la foto de la calle Cuenca:
cierre definitivo al tránsito vehicular y túnel peatonal subterráneo.

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO

La Comuna 11 y particularmente Villa del Parque y Devoto tienen la gran oportunidad de contribuir significativamente a fortalecer el capital natural de nuestra ciudad y a consolidar el desarrollo sostenible.

Los barrios que constituyen la comuna aún conservan grandes áreas de casas bajas con amplios jardines y retiros de frente, frondoso arbolado de alineación en las veredas que la ubican en la segunda comuna con más arbolado público de la ciudad.

La línea del ferrocarril San Martín recorre la comuna 11 a lo largo de casi 4,5 kilómetros y si bien hoy ya es un biocorredor, su potencial para mejorar y optimizarlo podrían generar un pulmón verde de particular relevancia en el Oeste de la Ciudad.

Sin embargo, lo que se haga desde la administración publica puede ser determinante para el futuro de la zona pero también para la ciudad en impactos y consecuencias.

Todos sabemos que en el tramo de la comuna 11 quedan 11 cruces a nivel para atravesar las vías del ferrocarril San Martín. La actual administración de Jorge Macri volvió a poner sobre la palestra la eliminación de esas barreras desempolvando el viejo proyecto que prevé la construcción de 14 túneles entre Villa del Parque y Devoto.

Estos 14 túneles -que podrían sumarse algunos más y totalizar 18 si como dice alguna documentación pública se consideran abrir pasos donde hoy no hay barreras- implicarán que en el futuro los residentes y visitantes tendrán como única forma de conectar a uno ya otro lado de las las vías pasen por ductos subterráneos, sean peatones o vehículos. Se suma a ello que está previsto el cierre definitivo del paso a nivel vehicular y hacer un paso peatonal subterráneo en la principal arteria comercial de Villa del Parque. Dentro de las problemáticas que plantean los túneles no se pueden soslayar el aumento de la inseguridad, el riesgo hídrico (por romper los sistemas de escurrimiento de aguas superficiales) y la aparición de nuevas “zonas fantasmas” en los alrededores de los túneles, la desaparición. de cientos de frondosos árboles, la pérdida de vegetación y destrucción del hábitat de distintas especies de aves, entre otras cuestiones.

Si el tren corriera en trinchera en la Comuna 11, calles como Cuenca podrían conectar
Norte y Sur a nivel para vehículos y peatones y podrían generarse en los alrededores
importantes espacios verdes para recreación y disfrute de los vecinos.

Sin embargo, nuestra comuna podría evitar convertirse en una “zona de sacrificio” para pasar a ser una de las áreas que mayor capital natural aporta a nuestra ciudad.

Para esto es necesario, en el caso de la comuna 11 dejar de lado los 14 túneles y en su lugar construir una trinchera ferroviaria con techos verdes y recuperación de las áreas verdes adyacentes al ferrocarril, desde el puente de la avenida San Martín hasta la avenida General Paz. De esta manera la comuna [y la ciudad] ganarían no menos de 18 hectáreas de verde natural vivo y salvaría a más de 500 árboles ubicados en el espacio público, que si se hacen los pasos bajo nivel deben ser extraídos.

El otro biocorredor posible podría surgir de que la línea Sarmiento siga corriendo en trinchera desde Caballito hasta Liniers (aproximadamente 5 km), con la misma dinámica de conformar áreas verdes que sumen biodiversidad.

Estos dos biocorredores mejorarían notablemente todo el ecosisitema del oeste de la ciudad, amortiguando las temperaturas extremas en una parte de la ciudad donde los vientos del Este que atemperan las olas de calor les cuesta llegar, mejoraría el paisaje con espacios vegetados de relevancia ecológica, ambiental. y sociales. Estas nuevas hectáreas de espacios verdes serían capaces de absorber más dióxido de carbono en zonas densamente pobladas y con alto volumen de tránsito, reduciría la contaminación acústica, contribuiría a la mayor absorción de las aguas de lluvias, ejerciendo un papel clave en la prevención de inundaciones. y reducción de riesgos hídricos. Por su puesto, la ganancia de áreas verdes sería sustantiva para la salud física y mental de los habitantes de la ciudad, contribuyendo a una mejor calidad de vida.

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