jueves, 9 de junio de 2022

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

SALUD MENTAL


SÍNDROME DEL ACUMULADOR COMPULSIVO


El trastorno que te lleva a vivir en medio de objetos inútiles


Desde papeles de diario, revistas, contenedores de comida, zapatos y cables, hasta paraguas o tapitas de botellas. Cosas en buen estado o destruidas por el uso y el tiempo, se transforman en objetos preciados para el acumulador.
Se trata de una condición que no distingue entre hombres y mujeres, cultura o situación económico-social.
Afecta al menos a un 2,6% de la población mundial, con porcentajes más elevados en personas mayores de 60 años y en aquellas con otros diagnósticos psiquiátricos como ansiedad o depresión, según indica la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.
Y, la severidad de sus síntomas, de acuerdo a un estudio publicado en el Journal of Psychiatric Research, "ha empeorado notablemente" durante la pandemia de covid-19.

Otra característica importante es el fuerte impulso que tienen las personas que padecen este trastorno de adquirir y guardar objetos.

Los peligros de acumular

Los peligros para la salud de no abordar este problema son múltiples y más serios de lo que aparentan, empezando por los físicos.
La acumulación compulsiva puede dar lugar a todo tipo de ambientes peligrosos: riesgos de incendios, de caídas, de lesiones y un riesgo tremendo de infestación que aumenta la posibilidad de desarrollar enfermedades como el asma.
En términos de salud mental, deja a quienes lo sufren aislados socialmente: guardan el secreto de una condición estigmatizada por la sociedad, que lo interpreta como un problema de pereza, inmoralidad o carencia de estándares personales y no lo entiende como uno de salud mental.
Si bien muchos podemos identificarnos con la tendencia a conservar objetos ya sea porque son bellos, por si acaso, porque nos traen lindos recuerdos o porque pensamos que podemos encontrarle algún tipo de utilidad -desde el punto de vista evolutivo somos en esencia cazadores recolectores y tendemos a traer y conservar objetos en nuestra vida- eso no nos convierte necesariamente en acumuladores compulsivos.
Es importante entender que es un comportamiento y, como tal, ocurre en un continuum, que va desde leve hasta severo.

¿Cuándo estamos ante un caso de acumulación compulsiva o simplemente frente una persona con "alma de coleccionista"?

A veces es una línea difícil de trazar, pero se convierte en un problema y en algo diagnosticable cuando causa impedimentos o angustia en el individuo o en quienes están a su alrededor.
También cuando la actividad diaria dentro del hogar se ve imposibilitada por el desorden y la acumulación.
Probablemente tengas en tu cabeza la imagen de una vivienda repleta hasta el techo de cosas inútiles, donde no cabe un alfiler, con una montaña de objetos acumulados que apenas deja espacio para que su dueño -una persona de mediana edad o mayor- pase por la puerta.
No es desacertada, pero estos son los casos más extremos, y los que llegan -por razones obvias- a las noticias y programas de televisión.


Causas

La acumulación de objetos, sin embargo, es solo la manifestación del problema, la cara obvia.
Por debajo del desorden, tanto metafórica como literalmente hay partes de este problema que son menos visibles, pero que son no obstante impulsores muy importantes para el desarrollo de este comportamiento.
Hay ciertos rasgos de personalidad -la dificultad para tomar decisiones, el perfeccionismo y la procrastinación- que, cuando se combinan, pueden predisponer a un individuo a desarrollar el síndrome de acumulación compulsiva.
Sabemos que estas personas toman decisiones más lentamente y sulen cuestionan su decisión casi inmediatamente después de tomarla.
No hay una causa única que de lugar a este desorden. No es solo la biología evolutiva, no es solo la genética, o la neurobiología, pero todas esas cosas juegan un rol.
El cerebro de un acumulador compulsivo funciona de manera diferente, estas diferencias fueron observadas en tomografías computarizadas, realizadas en personas a las que se les pedía realizar tareas que involucraban acomodar y descartar posesiones.
La combinación de estas causas con algunas experiencias de vida y en particular experiencias alrededor de la pérdida es lo que impulsa este problema, que pese a que en la mayoría de los casos se vuelve obvio en la mediana edad, suele comienzar a desarrollarse en la infancia o en la adolescencia. Las investigaciones sugieren que en más del 50% de los casos el problema surge entre los 11 y 20 años de edad.

Tratamiento

Hasta la fecha, no hay una cura. Pero el tratamiento más promisorio es la terapia cognitivo-conductual especializada en el trastorno de acumulación compulsiva.
El ojetivo de la TCC en sentido amplio es cambiar la forma de pensar de las personas para modificar su comportamiento y mejorar cómo se sienten.
Los resultados han sido moderados.
Hay otras modalidades como grupos de autoayuda con facilitadores o distintas aproximaciones de grupo.
Asimismo, hay mucho que la familia o los seres queridos pueden hacer para ayudar.
Primero, acercarse al problema con empatía y calidez, en vez de asumir una posición acusatoria.
Es importante también reconocer que por más buenas intenciones que tengan, los amigos y familiares no siempre son las personas más indicadas para brindar ayuda.
Aún así, pueden ofrecerle al acumulador apoyo para buscar y conseguir una intervención externa.

Fuente: BBC

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