martes, 17 de noviembre de 2015

EDITORIAL

PRIORIDAD

PAZ SOCIAL

Escribe: Lic. MÓNICA RODRIGUEZ - Dirección

Valorando y reconociendo todo los que supimos construir, debemos continuar trabajando para no perder lo alcanzado y aspirar a un progreso que signifique un verdadero salto cualitativo, comprendiendo que la Paz es uno de los bienes más preciados que una sociedad puede tener, entendida en la definición del Papa Francisco como «el fruto del desarrollo integral de todos».

El 22 de noviembre seremos protagonistas del primer balotaje de nuestra historia desde que fue implantado a nivel constitucional en la reforma de 1994. Tendremos un nuevo presidente electo, próximo a asumir el 10 de diciembre, que marcará el rumbo de los próximos 4 años.
En lo político, este no será el fin del proceso sino el comienzo de una nueva etapa que en las democracias modernas tiene como centro y  eje al ciudadano como artífice de su propio destino a través del ejercicio de la participación para la consecución del auténtico pluralismo, con derecho a aprobar o disentir con el rumbo de los acontecimientos, proponiendo variantes y alternativas, como parte de la verdadera lucha para una transformación no violenta de la sociedad.
En lo económico, significa formar parte del curso de la vida cotidiana, que influye en el destino de la ciudadanía dentro de un orden jurídico y de protección eficaz de los derechos de todos.  Implica el desafío de buscar un equilibrio en virtud de las justas aspiraciones de la persona humana, por lo que no puede ni debe quedar librado solo al mercado y la especulación.
Es dable ocuparnos del control y preocuparnos por las variables para evitar el abuso de poder de quienes fijan las pautas y regímenes en  los diferentes eslabones de la economía, reaccionar contra situaciones que podemos considerar suponen un deterioro y/o freno en la calidad de vida de la población.
La relación justa entre sectores sociales, requiere la firme inquietud de asegurar la legislación laboral y la seguridad social, controlar precios, poner freno a la inflación cuando es alimentada por el dominio de monopolios u oligopolios especulativos, preservar el salario, custodiar el patrimonio, privilegiar el ahorro, promover la inversión genuina en producción por sobre la mera especulación financiera.
No existe posibilidad de progreso político o desarrollo sustentable, que no implique crear y/o fortalecer instituciones y estructuras dirigidas a construir una comunidad con igualdad de oportunidades reales y efectivas para todos, preservando la plena justicia con especial atención a los más débiles y necesitados.
Tenemos un Estado que ha logrado plasmar políticas que nos permitieron avanzar en ciertos sentidos. El camino al desarrollo es aún largo y sinuoso. Se impone en esta nueva etapa partir del diálogo, la concertación, la planificación, la coordinación y la gestión con equipos probos. 
En síntesis, podremos hacerlo si somos capaces de sumar y mutiplicar, y no permitir que nos dividan; de transitar hacia la reconciliación mediante la cooperación  e integración; de canalizar nuestra responsabilidad ciudadana hacia una democracia que sea verdaderamente participativa; de trabajar por el bien común, promoviendo una economía solidaria con desarrollo integral, asentada sobre estructuras justas a partir de la igualdad de oportunidades; utilizar el principio de subsidiariedad en todos los niveles y estructuras de la organización social, pues el Estado y el mercado no pueden satisfacer todas las necesidades, de allí la importancia y relevancia que adquieren las ONGs, el trabajo en red y los llamados “colectivos” en el fortalecimiento de un tejido social saludable, como usinas generadoras de dirigentes comprometidos y auténticos referentes del sentir y obrar de la ciudadanía,  líderes que enarbolen estas banderas como paradigma.
Valorando y reconociendo todo los que supimos construir, debemos continuar trabajando para no perder lo alcanzado y aspirar a un progreso que signifique un verdadero salto cualitativo.
Por ello, pensando en las próximas generaciones, es  un momento oportuno para concretar un Congreso de Concertación Nacional Multisectorial y Multipartidario que incluya a todas las Economías Regionales para trazar un Proyecto de Nación para las  décadas por venir, donde se acuerden las bases y estrategias para el desarrollo sustentable. A partir de allí, el compromiso de mantener Mesas de Diálogo Institucional Permanentes que midan los grados de avance y se constituyan en controles de las políticas públicas, los planes y programas acordados en cada una de las áreas.
La Paz es uno de los bienes más preciados que una sociedad puede tener, entendida  en la definición del Papa Francisco,  como «el fruto del desarrollo integral de todos».




No hay comentarios:

Publicar un comentario