VÍNCULOS
LOS LÍMITES EN LA INFANCIA
Escribe: Lic. MARÍA PAULA GERARDI - Psicóloga
Los límites son un marco de referencia, de seguridad y contención, ayudan a los chicos a organizar su vida interior y exterior, a controlar sus impulsos, a saber qué está bien y qué está mal, qué es peligroso y que no, qué está permitido y qué prohibido.
Les propongo reflexionar sobre qué implica poner límites para nosotros como adultos, ¿cómo nos ponían límites nuestros padres?, ¿nos da culpa y no podemos sostener el límite que pusimos?, ¿nos da miedo que nuestro hijo no nos quiera?, ¿nos asusta nuestra propia violencia?, ¿sentimos que frente al no, nuestro hijo no nos hace caso?, ¿no podemos establecer las mismas pautas de crianza con nuestra pareja y enviamos mensajes contradictorios?....
Comparto algunas ideas para pensar juntos:
Los chicos tienen que saber qué cosas pueden hacer, qué cosas no y por qué.
Enseñarles a reparar el daño que hicieron, a hacerse responsables de sus actos y reconocer que sus acciones afectan a los otros.
Por ejemplo: “Si pegas, lastimas a tu hermano y el ya no va a querer jugar con vos. No pegues, si algo te molesta decilo con palabras”. Apartarlo del juego si es necesario, y darle la opción de volver cuando pueda volver a jugar sin lastimar.
“Rompiste el libro que te prestaron en el jardín, los libros no se pueden romper. Vamos a arreglar juntos la hoja que se rompió”.
Es importante limitar la acción sin bloquear la emoción y buscar una forma alternativa y aceptable para que exprese lo que siente. Por ejemplo, si tiene mucha bronca, se le puede ofrecer dibujar lo que siente, ayudarlo a que expresar qué le molesta y cómo se siente. “Estás enojado porque querías sentarte donde se sentó tu hermano. En lugar de empujarlo, decile lo que te pasa y busquemos otra forma de resolverlo; ¿por qué no le preguntas si quiere cambiarte el lugar o si pueden estar ahí un rato cada uno?”. Si el hermano no acepta, ayudarlo a tolerar la frustración y permitirle que exprese su enojo.
A veces en medio de un berrinche con gritos, llantos y pataleos, no permiten que los toquemos, ni nos pueden escuchar, darle tiempo a que se le pase para luego poder conversar, pero si se está poniendo en riesgo, lastimándose o lastimándonos, hay que poder detenerlo poniendo un límite desde lo corporal ya que en ese momento a veces no alcanza con la palabra.
Mientras tanto podemos pensar ¿qué pasó antes del berrinche?, ¿qué nos está queriendo decir?, ¿qué necesita? Les propongo tratar de decodificar qué le está pasando al nene y luego poner esto en palabras. A los nenes más chiquitos hay que ayudarlos a entender lo que sienten ofreciéndole palabras, por ej.: ¿tenés miedo?, ¿tenés sueño?, ¿estás enojado?
Es importante conocer nuestro nivel de tolerancia y apartarnos cuando es necesario, dejando la situación en manos de otro adulto que este más sereno.
En mi opinión cada familia elegirá cual es el la forma de limitar a sus hijos con la que se siente más cómoda, lo importante es que estemos convencidos del límite que queremos poner.
Creo que es importante establecer diálogos con los chicos, poder pensar juntos, construir los límites en forma conjunta estableciendo acuerdos con la participación activa de los hijos.
(*) Lic. María Paula Gerardi. Psicóloga (UBA). Especialista en infancia, acompañamiento en la crianza y orientación a padres. Consultorio en Villa del Parque
Consultas: 15.5989.9007 / 2004.2505
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