NOTA DE TAPA
ARTÍFICES DE NUESTRO DESTINO
Escribe: Lic. MÓNICA RODRIGUEZ
El 2015 es un año de elecciones. En distintas instancias, primero en las PASO y luego en las Elecciones Generales, los ciudadanos estarán ante las urnas para expresar su decisión individual que inmediatamente se verá traducida en un destino colectivo cuando resulten los ganadores de la contienda.
Sin duda, este proceso es un momento culminante en los sistemas democráticos pues da a las autoridades la necesaria legitimidad de origen para ejercer sus mandatos.
Un mecanismo natural, propio de la democracia representativa, pero que con la globalización y los consiguientes condicionamientos del rol del Estado, se muestra insuficiente a la hora de solucionar los problemas, y de alguna manera se traduce en la crisis de las estructuras tradicionales de representación como únicas instituciones capaces de atender los asuntos públicos.
El ciudadano de a pie, empujado por la necesidad ó impulsado por la convicción, va tomando protagonismo, se interesa e involucra cada vez más en el devenir histórico de su pueblo para ser partícipe y agente de cambio. Y lo hace a través de nuevas formas. Los individuos no siempre suelen incorporarse a organizaciones tradicionales como los partidos políticos, sino que canalizan su actividad a través de nuevos modelos de participación ciudadana: autoconvocados, colectivos territoriales o sectoriales con mayor o menor grado de formalización, ONGs… que además se van interconectando en redes más amplias y tienen la particularidad de estar conformadas por personas formadas e informadas de los temas que los preocupan y ocupan, concientizados de que no quieren ser manipulados y con capacidad de movilizarse en pos de los objetivos trazados y de las decisiones que consideran ilegítimas. Desde allí se han ido generando liderazgos sociales algunos de los cuales van transformándose en liderazgos políticos capaces de enarbolar sus banderas en el escaño de la representación.
Blondiaux, autor del “El nuevo espíritu de la democracia”, dice… “La legitimidad de una decisión no puede basarse sólo en la legitimidad de la autoridad que la toma, sino que debe apoyarse también en la legitimidad del proceso que condujo a tomar esa decisión”
Está a la vista que el camino no tiene marcha atrás. La ciudadanía sabe que debe ser artífice de su propio destino y en esta construcción se va abriendo paso de manera creativa, a partir del diálogo, la confección de lazos de confianza, la comunicación y la elaboración de proyectos que luego son consensuados o contrastados con la autoridades hasta el punto que éstas deben ceder ante la presión y contundencia de los reclamos.
Paso a paso la democracia representativa va dando lugar a la democracia participativa, institucionalizando estas expresiones que conllevan un empoderamiento real del ciudadano común para que sea posible una co-construcción entre los representantes, técnicos y habitantes, tanto en el proceso de toma de decisión, como en la ejecución y control de gestión de políticas públicas de corto, mediano y largo plazo.
El camino es largo. Es imprescindible generar todos los espacios de encuentro que sean posibles para proyectar nuestro futuro común.
CONGRESOS COMUNALES
En el ámbito local una forma de articular el trabajo participativo podría estar dado en la concreción de CONGRESOS COMUNALES en cada una de las jurisdicciones. Estos serían espacios de encuentro que reunirían a académicos, autoridades legislativas y ejecutivas de la ciudad, representantes nacionales por la ciudad de Buenos Aires, autoridades comunales, consejeros, representantes de ONGs, miembros de colectivos y vecinos autoconvocados, empresarios y estudiantes para el diálogo y el trabajo donde se podrían analizar, en el marco del área metropolitana la ciudad que queremos, y a partir de allí presentar ponencias y proyectos abiertos al debate.
Los Informes finales de cada uno de los Congresos Comunales deberían ser los “documentos base” a partir de los cuales nuestros representantes (Poder Ejecutivo y Legislativo) elaboraran las políticas públicas, planes, programas y acciones de corto, mediano y largo plazo, según sea el caso.
Estos espacios deliberativos deberían reunirse con carácter anual o bianual para evaluar los avances y reformular políticas en caso de necesidad.
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