lunes, 26 de agosto de 2013

GRAVES DENUNCIAS

PREOCUPACIÓN POR LA SEGURIDAD E INTEGRIDAD DE LOS VECINOS EN CUENCA AL 3300
Sería muy penoso que luego de un siniestro tuviéramos que lamentar víctimas y pérdidas materiales por no atender esta cuestión. Y aquí ya no podríamos hablar de accidente sino lisa y llanamente de negligencia porque los vecinos han advertido en continuos y permanentes reclamos los riesgos a los cuales están expuestos.
 
Desde el 14 de junio, fecha de inauguración de un local de una conocida cadena de comidas rápidas en la calle Cuenca al 3300, Villa del Parque, los vecinos están cada vez más preocupados y se acrecientan las denuncias porque pasa el tiempo, no tienen soluciones y las condiciones del espacio público ponen en riesgo cierto a transeúntes, vehículos, clientes y empleados de la casa.
Esto ha motivado sucesivos y permanentes reclamos ante Edesur y a la empresa, con denuncias al  911, 147, Fiscalías de la Ciudad, Comisaría 47º, ENRE, y a la Comuna 11  en la persona de la Comunera Paula Resels quien se ha hecho eco de esta preocupación vecinal y elevó denuncias ante diferentes organismos. Inclusive el Presidente de la Unión de Comerciantes también se apersonó días pasados a hablar con el encargado de la sucursal y transmitir las inquietudes.

Desde la fecha de su apertura la empresa no tiene la alimentación de energía eléctrica suficiente. EDESUR comenzó una obra que dejó inconclusa y mantiene en la puerta del local un obrador que ocupa el 90% de la acera.
Para alimentar la fase que le está faltando, la casa de comidas tiene en la puerta un grupo generador de gran porte que funciona a combustible. La reserva para reposición de este líquido altamente inflamable es mantenido en bidones plásticos bajo dicho equipo. De esta manera a la situación extraordinaria que significa mantener un local de venta de alimentos sostenido durante más de 3 meses con grupo electrógeno se suma el riesgo de exponer a toda el área de influencia y a las personas que pasan por el lugar a estar permanentemente amenazadas por una verdadera “bomba”, ya que una mera colilla de cigarrillo encendida, un chispazo de un auto o cualquier eventualidad podría generar una voladura de imponderables consecuencias.

Los cables de alimentación del equipo entran al  local a través de un caño bajo la vereda que tiene la apariencia de un pluvial.
Por supuesto, no es un tema menor para los vecinos contiguos a este negocio el ruido permanente del generador que está encendido los días de semana desde las 8 de la mañana hasta los 12 de la noche aproximadamente, y los fines de semana se extiende hasta las 2 AM.
Por si esto fuera poco,  la empresa de comidas coloca una serie de bicicletas de delivery que ocupan gran parte de la vereda y de la calle. No sólo eso, también los empleados se toman la libertad de hacer las reparaciones de los rodados en la misma vereda.
A todo esto se suma que sobre la calzada y a la altura de la puerta del mismo local están los contenedores de basura del Gobierno de la Ciudad, casi siempre repletos.

De lo expuesto, surge que el transeúnte debe atravesar un verdadero laberinto si decide continuar su viaje  por la vereda, con riesgo cierto de caerse ante las baldosas rotas y toda la serie de obstáculos que debe atravesar, fundamentalmente el mayor peligro lo corren niños pequeños, personas mayores, discapacitados y mamás con cochecitos. Si el peatón decide bajar a la calle, debe desplazarse casi hasta mitad de la calzada, corriendo peligro de ser atropellado por un vehículo porque no hay senda ni protección alguna.


No podemos pasar por alto que el local está ubicado en pleno centro comercial de Villa del Parque, en una cuadra con tránsito intensivo de  peatones y vehículos.


Los vecinos comprenden que la empresa de comidas rápidas no tiene responsabilidad en las cuestiones provocadas por  EDESUR y el deficiente servicio que esa empresa brinda por lo que dicha compañía se ha visto, obligada a trabajar en condiciones inadecuadas.

Sin embargo, los vecinos entienden que en este caso hay una sumatoria de riesgos que ponen en vilo la integridad de las personas, sin que hasta el momento ninguna autoridad se haya hecho eco de la cuestión.
Sería muy penoso que luego de un siniestro tuviéramos que lamentar víctimas y pérdidas materiales por no atender esta cuestión. Y aquí ya no se podría hablar de accidente sino lisa y lanamente de negligencia porque los vecinos han advertido en continuos y permanentes reclamos los riesgos a los cuales están expuestos.
Nos resta rogar a Dios que ello no ocurra porque parece que quienes tienen responsabilidad no prestan atención y ni siquiera aprenden de los lamentables sucesos últimamente ocurridos.

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