Escribe: Lic. BETIANA BELO
Un niño recién nacido debe poseer cuidados extremos, en un primer momento, el bebé se alimenta cada tres horas aproximadamente y regurgita a menudo, por esto y por otras razones, la cuna del recién nacido se encuentra casi siempre en la habitación de los padres. El bebé rápidamente se acostumbra a los brazos y caricias que aquellos le proporcionan y es con la misma rapidez que se acostumbra a dormir en la cama conyugal.
El lazo madre-niño, primitivamente tiene características simbióticas, ella es su madre-universo, estas características son necesarias para la estructura psíquica del niño, pero su excesiva permanencia también puede ser nociva.
La madre forma un todo con el niño, y éste pareciera ser una extensión de aquella. Generalmente lo alimenta en su habitación y lo acuesta a su lado, al comienzo solo por unas horas, lo que llamamos “siesta”, pero luego se extienden, de repente el bebé duerme más horas de corrido en la cama de los padres y entonces se instala en el lecho conyugal por un largo periodo. En muchas ocasiones la madre vivencia episodios angustiosos pensando que, si el niño no esta a la vista o próximo a ella puede ocurrirle algo fatal. Existen situaciones donde es el propio el niño (promediando los dos años) quien echa al padre, y se apropia de la madre, cayendo en un juego edípico, en el cual es importante que ambos padres sepan tratarlo y salir del mismo de manera exitosa.
El niño acapara el interés de la madre, y en algunas ocasiones, la madre deja de lado su función de esposa y mujer. Es aquí donde la función paterna cobra fuerza, la misma es necesaria para cortar con el lazo simbiótico. Pero para que el niño vuelva a dormir a su cama es necesario que tanto la madre como el padre así lo deseen. El cuarto de los padres debe ser un lugar que le permita al niño tener fantasías sobre la escena primaria y no certezas.
Es significativo que el niño tenga su propio espacio, una habitación donde pueda compartir momentos con los padres, realizar algún juego favorito desplegando su fantasía y creatividad. La habitación no debe ser un lugar de castigo, pues el niño le dará una connotación negativa. Podría ser de gran ayuda una buena iluminación por las noches ya que los miedos, a monstruos y fantasmas son típicos del infante.
Como he mencionado anteriormente, es fundamental que el niño posea su propio lugar dentro de la estructura familiar, y que sean los padres quienes alienten y formulen este deseo en el niño.Ser padres es una tarea tan difícil como gratificante.
El lazo madre-niño, primitivamente tiene características simbióticas, ella es su madre-universo, estas características son necesarias para la estructura psíquica del niño, pero su excesiva permanencia también puede ser nociva.
La madre forma un todo con el niño, y éste pareciera ser una extensión de aquella. Generalmente lo alimenta en su habitación y lo acuesta a su lado, al comienzo solo por unas horas, lo que llamamos “siesta”, pero luego se extienden, de repente el bebé duerme más horas de corrido en la cama de los padres y entonces se instala en el lecho conyugal por un largo periodo. En muchas ocasiones la madre vivencia episodios angustiosos pensando que, si el niño no esta a la vista o próximo a ella puede ocurrirle algo fatal. Existen situaciones donde es el propio el niño (promediando los dos años) quien echa al padre, y se apropia de la madre, cayendo en un juego edípico, en el cual es importante que ambos padres sepan tratarlo y salir del mismo de manera exitosa.
El niño acapara el interés de la madre, y en algunas ocasiones, la madre deja de lado su función de esposa y mujer. Es aquí donde la función paterna cobra fuerza, la misma es necesaria para cortar con el lazo simbiótico. Pero para que el niño vuelva a dormir a su cama es necesario que tanto la madre como el padre así lo deseen. El cuarto de los padres debe ser un lugar que le permita al niño tener fantasías sobre la escena primaria y no certezas.
Es significativo que el niño tenga su propio espacio, una habitación donde pueda compartir momentos con los padres, realizar algún juego favorito desplegando su fantasía y creatividad. La habitación no debe ser un lugar de castigo, pues el niño le dará una connotación negativa. Podría ser de gran ayuda una buena iluminación por las noches ya que los miedos, a monstruos y fantasmas son típicos del infante.
Como he mencionado anteriormente, es fundamental que el niño posea su propio lugar dentro de la estructura familiar, y que sean los padres quienes alienten y formulen este deseo en el niño.Ser padres es una tarea tan difícil como gratificante.
Interesante artículo. Para tenerlo en cuenta!
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