Puede apreciar un cielo límpido y la estrellas, ver caer la lluvia, una luna espléndida, nubes con formas caprichosas, el arco iris o… una maraña de cables que impide en nuestra ciudad gozar y valorizar el regalo de la naturaleza?
Por el contrario, nos han dado un presente griego quienes se han adueñado del aire y a través de servicios de cables para televisión y eléctricos usufructúan y lucran sin ninguna consideración por la contaminación ambiental que generan y menos aún por la salud de los ciudadanos.
Es muy común obviar esta invasión que ya lleva muchos años, prometiéndose el soterramiento, aunque por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires, parecería que sus veredas han sido bombardeadas, por el descuido no sólo de las autoridades locales, sino también de empresas, casi todas tercerizadas que rompen y dejan el tendal, a veces por días y otras, por lapsos insólitos.
Se sigue jugando al “Gran Bonete”… “Yo seño, no señor”. Lástima que la salud y la seguridad de los vecinos no son juegos infantiles. Se requiere responsabilidad y gestión.
EL RUIDO
Para muchos el ruido – entendido como sonido excesivo y molesto - es un sufrimiento insoportable, donde se pone en juego el estado mental, las tensiones nerviosas, trastornos orgánicos propios de la edad o intervenciones quirúrgicas, que contribuyen a manifestar una falta de tolerancia al ruido propio de la gran ciudad o de la falta de sensibilidad social para evitarlos o amortiguarlos.
Entre las principales fuentes de ruido urbano está el tránsito automotor, ferroviario y aéreo; las obras en construcción, públicas o privadas; los eventos deportivos y culturales; la trascendencia de ruido proveniente de locales comerciales, con música, las discotecas, lugares de esparcimientos, etc.
Por el contrario, nos han dado un presente griego quienes se han adueñado del aire y a través de servicios de cables para televisión y eléctricos usufructúan y lucran sin ninguna consideración por la contaminación ambiental que generan y menos aún por la salud de los ciudadanos.
Es muy común obviar esta invasión que ya lleva muchos años, prometiéndose el soterramiento, aunque por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires, parecería que sus veredas han sido bombardeadas, por el descuido no sólo de las autoridades locales, sino también de empresas, casi todas tercerizadas que rompen y dejan el tendal, a veces por días y otras, por lapsos insólitos.
Se sigue jugando al “Gran Bonete”… “Yo seño, no señor”. Lástima que la salud y la seguridad de los vecinos no son juegos infantiles. Se requiere responsabilidad y gestión.
EL RUIDO
Para muchos el ruido – entendido como sonido excesivo y molesto - es un sufrimiento insoportable, donde se pone en juego el estado mental, las tensiones nerviosas, trastornos orgánicos propios de la edad o intervenciones quirúrgicas, que contribuyen a manifestar una falta de tolerancia al ruido propio de la gran ciudad o de la falta de sensibilidad social para evitarlos o amortiguarlos.
Entre las principales fuentes de ruido urbano está el tránsito automotor, ferroviario y aéreo; las obras en construcción, públicas o privadas; los eventos deportivos y culturales; la trascendencia de ruido proveniente de locales comerciales, con música, las discotecas, lugares de esparcimientos, etc.
Entre los efectos, podemos mencionar que la contaminación sonora produce interferencia en la comunicación ( > 35 dBA ), molestia (> 55 dBA ), efectos sobre el comportamiento social (> 80 dBA ), pérdida de audición ( > 85 dBA** ), problemas cardiovasculares y problemas psicofisiológicos ( > 85 dBA **), reducción del rendimiento (> 85 dBA **).
Es posible que a muchos estas falencias o excesos no los perjudiquen pero es evidente que el silencio o el sonido moderado a los decibeles adecuados contribuyen sin duda a la buena salud.
Una muestra de esto se manifiesta claramente en los animales, que con una percepción más aguda de los sonidos, se enloquecen ante las grandes estridencias o explosiones, muy características de las fiestas de fin de año.
Este tema requiere especial atención. De hecho, es considerado hoy en día una prioridad en determinados oficios y es necesario que las autoridades públicas atiendan los ruidos molestos que ocurren como consecuencia de la actividad cotidiana en la ciudad, aplicando las debidas sanciones a quienes contribuyan a aumentar el ruido.
Al respecto, existen normas vigentes que sancionan las transgresiones por exceso de ruidos molestos para la ciudadanía.
En la ciudad de Buenos Aires está vigente la Ley Nº 1540 de Control de la Contaminación Acústica. El objeto de esta Ley es prevenir, controlar y corregir, la contaminación acústica que afecta tanto a la salud de las personas, al medio ambiente y a las edificaciones, protegiéndolos contra ruidos y vibraciones provenientes de fuentes fijas y móviles, así como regular las actuaciones específicas en materia de ruido y vibraciones, en el ámbito de competencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La autoridad de aplicación es la Agencia de Protección Ambiental.
¿Donde se pueden hacer denuncias por niveles de ruido?
- Ruidos ocasionados por obras habilitadas por el Gobierno de la Ciudad: Dirección de Control Agencia de Protección Ambiental, Tel.: 4887-9100
- Ruidos ocasionados por privados: Fiscalías Contravencionales, Tel.: 0800-333-47225
- Ruidos ocasionados por transporte: Comisión Nacional de Regulación del Transporte, Tel.: 0800-333-0300
- Ruidos ocasionados por obras habilitadas por el Gobierno de la Ciudad: Dirección de Control Agencia de Protección Ambiental, Tel.: 4887-9100
- Ruidos ocasionados por privados: Fiscalías Contravencionales, Tel.: 0800-333-47225
- Ruidos ocasionados por transporte: Comisión Nacional de Regulación del Transporte, Tel.: 0800-333-0300
No hay comentarios:
Publicar un comentario