Escribe: José Cesar Rodríguez Nanni - Director
Defender según justicia la propia existencia, es fundamental para asegurar las condiciones básicas y afirmar la democracia con actitudes siempre subordinadas al bien común, asumiendo la responsabilidad de ser protagonistas y enarbolando el derecho de aprobar o disentir con el rumbo del país, proponiendo variantes y alternativas.
Cuando hablamos de consumo y de los servicios básicos que permiten traducirlos a una modalidad concreta adaptada a usos y costumbres comunitarias, nos estamos refiriendo a formar parte en el curso diario de la vida cotidiana, que influye en el destino de la ciudadanía dentro de un orden jurídico y de protección eficaz de los derechos de todos.
Eso provoca un desafío en la búsqueda de un equilibrio de nuestra economía doméstica y de las justas aspiraciones de la persona humana, por lo que no puede ni debe quedar sujeto al libre albedrío y la especulación.
Preocuparnos y ocuparnos del control y las variables de la economía, es dable para evitar el abuso de poder de quienes fijan las pautas y regímenes para los servicios públicos y el consumo en general, implica reaccionar contra situaciones que podemos considerar suponen un deterioro y/o freno en la calidad de vida de la población en general y de los más desprotegidos en particular.
Controlar precios y poner freno a la inflación cuando es alimentada por el dominio de monopolios u oligopolios especulativos, es preservar el salario, custodiar el patrimonio, ser defensores activos del bienestar de la familia y en consecuencia solidarizarse con los pares, aún desde el plano más modesto, y máxime si su posición le permite influir en el campo social y político como garantía de la Paz que se da con la justa distribución de la riqueza en la nación sin discriminación y con ciudadanos que bregan por formas auténticas de convivencia, y que no encuentra solución defendiendo sólo intereses sectoriales. Por el contrario, participando desde el llano, proponiendo soluciones de fondo en base a la cooperación, abre posibilidades y evita conflictos a veces en apariencia insuperables.
Trabajar para preservar la capacidad de consumo, el poder adquisitivo y la seguridad del núcleo básico de la sociedad, evitando el individualismo pernicioso, es la forma de abrir camino de libertad y respeto.
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