LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS
EL VALOR DE LAS CREENCIAS EN LA INFANCIA
Escribe: Lic. SILVIA JUSTO - DIRECTORA de CE.SA.MEN.DE.
Es muy importante que los niños crean en Papá Noel y en los Reyes Magos ya que para poder enriquecer su vida interna tienen que estimular la imaginación. Las ilusiones satisfacen el mundo interno de los chicos en contraposición a un mundo externo que va imponiendo progresivamente e indefectiblemente la realidad. El chico capta la realidad a través de lo que percibe y advierte que no todo es agradable y que todo lo que desea no es posible. En cambio Papá Noel o los Reyes les permiten satisfacer los anhelos queridos, pudiendo insertar las cosas de su mundo en un orden que le agrade: el niño pide y si el juguete recibido es el esperado hay un cumplimiento de sus anhelos, de esta forma habría una rectificación de la insatisfactoria realidad. Posteriormente la satisfacción la va a buscar respetando las demandas de la realidad.
Muchas veces el adulto utiliza la figura de Papá Noel o de los Reyes como subrogado parental bajo la forma de amenazas que a veces llega a efectivizar: si el niño se porta bien tendrá su premio de no ser así su castigo. Con lo cuál, estas figuras que sostienen y alimentan las ilusiones, a quienes se les puede pedir, pasan de esta forma a ser personajes que le demandan al niño y de acuerdo con la obediencia o desobediencia serán figuras dadoras o privadoras de cumplimientos de anhelos, de esta forma el proceso de rectificación de la insatisfactoria realidad será parcial.
No hay una edad determinada para que un niño sepa “la verdad” pero pasada la primera infancia (entre los 6 y 7 años) al ser distinto el tipo de pensamiento que en el período anterior y al tener mayor capacidad para distinguir fantasía de realidad - comparándolo también con la primera infancia - generalmente empiezan a hacer alguna pregunta que bordea la duda sobre la existencia de estas figuras como por ejemplo: ¿por dónde entra sino tiene llave y no hay chimenea? Solamente cuándo el niño le dirige claramente la pregunta al adulto ese es el tiempo para que sepa “la verdad".
Muchas veces el adulto utiliza la figura de Papá Noel o de los Reyes como subrogado parental bajo la forma de amenazas que a veces llega a efectivizar: si el niño se porta bien tendrá su premio de no ser así su castigo. Con lo cuál, estas figuras que sostienen y alimentan las ilusiones, a quienes se les puede pedir, pasan de esta forma a ser personajes que le demandan al niño y de acuerdo con la obediencia o desobediencia serán figuras dadoras o privadoras de cumplimientos de anhelos, de esta forma el proceso de rectificación de la insatisfactoria realidad será parcial.
No hay una edad determinada para que un niño sepa “la verdad” pero pasada la primera infancia (entre los 6 y 7 años) al ser distinto el tipo de pensamiento que en el período anterior y al tener mayor capacidad para distinguir fantasía de realidad - comparándolo también con la primera infancia - generalmente empiezan a hacer alguna pregunta que bordea la duda sobre la existencia de estas figuras como por ejemplo: ¿por dónde entra sino tiene llave y no hay chimenea? Solamente cuándo el niño le dirige claramente la pregunta al adulto ese es el tiempo para que sepa “la verdad".
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