EDITORIAL
FAMILIA
Esencial en la formación del individuo y del sano tejido social
La familia no es solo generadora del individuo, es el núcleo básico de la sociedad y en ella la Madre es la que faculta en esencia espíritu que contribuye para transformar los valores y la cultura nacional.
Es primordial contribuir para su fortalecimiento como fundamento y origen, como célula de la vida social, donde se entretejen la fraternidad, se experimenta la solidaridad, la filiación, paternidad, trabajo, nupcialidad y se dan los primeros pasos que determinan nuestro destino.
De allí que tiene un valor imponderable el “Volver a la Mesa Familiar”, perdida en parte con la globalidad incentivada del individualismo que se constituyen en el germen de conflictos a escala, que en muchos países degrada a la comunidad y faculta la incertidumbre.
Celebrar el DIA DE LA MADRE en nuestro país es una costumbre arraigada que si bien es promovida por sus aristas comerciales, no obstante, refleja algo muy ponderable que hace a las raíces de una Nación fundada sobre principios que dan base a un concepto de solidaridad y amor filial, donde las distintas concepciones religiosas y un reconocido crisol de razas producto de diferentes corrientes migratorias y con tradiciones de nuestros pueblos originarios, la familia es lo trascendente y merece aunar esfuerzos para consolidarla.
De ahí, el Estado, en su concepción amplia tiene una responsabilidad primordial, dando certidumbre a la situación económica, la educación, la vivienda y la cobertura social garantizada.
De allí que tiene un valor imponderable el “Volver a la Mesa Familiar”, perdida en parte con la globalidad incentivada del individualismo que se constituyen en el germen de conflictos a escala, que en muchos países degrada a la comunidad y faculta la incertidumbre.
Celebrar el DIA DE LA MADRE en nuestro país es una costumbre arraigada que si bien es promovida por sus aristas comerciales, no obstante, refleja algo muy ponderable que hace a las raíces de una Nación fundada sobre principios que dan base a un concepto de solidaridad y amor filial, donde las distintas concepciones religiosas y un reconocido crisol de razas producto de diferentes corrientes migratorias y con tradiciones de nuestros pueblos originarios, la familia es lo trascendente y merece aunar esfuerzos para consolidarla.
De ahí, el Estado, en su concepción amplia tiene una responsabilidad primordial, dando certidumbre a la situación económica, la educación, la vivienda y la cobertura social garantizada.
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